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Neurosincronizador: audición alternativa

Neurosincronizador: audición alterna

Neurosincronizador: el principio de la estimulación cerebral mediante la audición alternativa

El principio del neurosincronizador o audición alternativa también sincrofonía consiste en escuchar, de forma alterna por el oído derecho y después por el oído izquierdo, con un ritmo regular, un sonido que puede ser un zumbido, un chasquido, o los dos asociados, o también una enseñanza oral o una música, creando así un ritmo en el pensamiento. Mientras que los sonidos regulares y simultáneos en los dos oídos ponen nervioso, los mismos ritmos en audición alternativa (neurosincronizador) relajan y mejoran la sincronización de los hemisferios cerebrales.

Se constata entonces un reposo de la mente, un mayor optimismo, un enriquecimiento del pensamiento, una mejora de la personalidad, de la creatividad y del sentido artístico, y a veces incluso un alivio momentáneo de ciertos trastornos. La utilización de la audición alternativa en el estudio y el repaso favorece una mejor comprensión, la atención se mantiene sin cansancio, el trabajo intelectual es de mejor calidad y se organiza mejor, los temas, incluso difíciles, se vuelven más atractivos. Por eso, esta técnica es muy utilizada tanto por los estudiantes para preparar sus exámenes, como por las personas que llevan una vida activa para estimular su creatividad y optimizar sus competencias. Oirá unos chasquidos y/o zumbidos alternativamente por el oído izquierdo y por el oído derecho a un ritmo regular y repetitivo. Aunque el procedimiento pueda parecerle básico, su eficacia ha sido ampliamente demostrada por numerosas pruebas de laboratorio y certificada por medallas en concursos de invención. Justamente estos ritmos regulares y repetitivos son los que actúan realmente sobre la actividad cerebral.

En una época en que la música sintética New Age está de moda, habríamos podido incorporar como fondo este tipo de música, pero hemos preferido privilegiar la eficacia a un fenómeno de moda, que además no aporta nada serio en el aspecto del enriquecimiento cerebral. El neurosincronizador está basado en la audición alternativa o alternofonía descubierta por el Doctor Lefebure en los años sesenta.

El neurosincronizador es un PRODUCTO TOTALMENTE NUEVO. Es el primer neurosincronizador en formato APP realizado con los procedimientos de fabricación y registro más modernos. 

 
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Los sonidos que componen este neurosincronizador han sido especialmente estudiados y orquestados para aumentar la capacidad cerebral. Por eso los sonidos del neurosincronizador están desprovistos de gran número de armónicos que aunque resulten agradables al oído, no aportan nada a este tipo de trabajo e incluso pueden anular sus efectos.

Cuando la luz conduce al neurosincronizador

El Doctor Francis Lefebure, médico escolar, profesor de Ciencias y Matemáticas, hizo sus primeros descubrimientos sobre los fosfenos en 1959. Los fosfenos son las manchas de colores cambiantes que se perciben en el campo visual después de mirar fijamente durante un corto periodo de tiempo una fuente luminosa adecuada. Concretamente, se obtiene un fosfeno mirando fijamente durante treinta segundos una lámpara especialmente fabricada para producir fosfenos inofensivos para los ojos, colocada entre uno y dos metros de distancia.

Los fosfenos son reacciones fisiológicas provocadas por la energía luminosa. Mediante la observación de su comportamiento, se puede determinar de manera muy exacta el funcionamiento del cerebro. Los fosfenos son, en efecto, inestables. Sus colores cambian regularmente. También se pueden ver moverse y desplazarse en el campo visual. En otras palabras, gracias a los fosfenos y sin necesidad de aparatos, vemos directamente nuestro cerebro en plena labor. El Doctor Francis Lefebure descubrió que los fosfenos no evolucionan de cualquier manera, sino que su comportamiento responde a un conjunto de leyes muy concretas. Puso en evidencia la existencia de un ritmo cerebral para el que las uniones interhemisféricas aumentan y se enriquecen, lo cual mejora el conjunto de las capacidades cerebrales. El fenómeno se presenta de la manera siguiente: si, después de haber hecho un fosfeno, se realiza un balanceo de la cabeza extremadamente lento, el fosfeno permanece fijo en el campo visual. A medida que se acelera el balanceo, el fosfeno da la sensación de seguir el movimiento. Después, si se continúa acelerando, es posible encontrar un ritmo para el que el fosfeno adquiere una amplitud máxima en el campo visual y una luminosidad máxima.

Más allá de este ritmo, con un balanceo más rápido, el fosfeno se vuelve más apagado y fijo, o incluso desaparece. El ritmo con el que el fosfeno se deja arrastran mejor y es más luminoso es el de dos segundos, es decir, un segundo por cada lado. El Doctor Lefebure extrajo aplicaciones prácticas de este principio, que afectan sobre todo a la pedagogía y la mejora del rendimiento escolar. En efecto, es fácil estimular el cerebro con este ritmo de dos segundos, haciendo primero un fosfeno y después balanceos suaves de la cabeza durante los tres minutos que dura el fosfeno.

La ida se efectúa en un segundo, la vuelta en otro segundo y así sucesivamente, con pequeños movimientos suaves. Un metrónomo, ajustado al ritmo de un segundo permite, por una parte, mantener la regularidad del ritmo y, por otra parte, arrastrar al encéfalo en el balanceo, lo cual constituye un verdadero masaje de la masa cerebral.

El líquido cefalorraquídeo alimenta y estimula toda la superficie del córtex, así como al cuerpo calloso, y la suave presión provocada sobre el encéfalo por el balanceo estimula en profundidad todas las zonas del cerebro. Estos ejercicios de balanceo al ritmo de dos segundos, asociados a la presencia del fosfeno, constituyen una verdadera higiene cerebral y mental. En efecto, después de un tiempo de práctica de estos ejercicios, se observa que el sueño es de mejor calidad. Las personas que tienen insomnio recuperan rápidamente el sueño. Los sueños se vuelven más coloreados, más luminosos, lógicos y mucho más intensos. En la vida cotidiana, se constata muy fácilmente que la memoria es mucho mejor.

Todos los testimonios sobre el neurosincronizador van en este sentido: ¡los resultados escolares progresan rápidamente!

Neurosincronizador: cuestión de alternancia

Como consecuencia de este descubrimiento, el Doctor Lefebure tuvo la idea de observar lo que ocurría si miraba fijamente dos lámparas fosfénicas en lugar de una sola, colocando una separación entre las dos, de manera que cada ojo formara un fosfeno individual. Observó que no veía dos fosfenos presentes de forma permanente en su campo visual sino que los dos fosfenos así formados se eclipsaban y reaparecían de forma alternativa.

Los hemisferios cerebrales no trabajan pues de forma simultánea, sino que funcionan en alternancia. Se dio cuenta de que esta tendencia es más o menos marcada según los individuos y de que proporciona información muy valiosa sobre el equilibrio nervioso. Cuando se encontraba todavía al inicio de sus investigaciones sobre los fosfenos dobles, el Doctor Lefebure presentía que había descubierto un fenómeno interesante sobre esta alternancia, de manera que cada noche, después de su jornada de trabajo, hacía una sesión para identificar la curva de su propia alternancia cerebral.

Neurosincronizador cerebral de Dr. Lefebure Methods
Neurosincronizador cerebral

Como esta curva era siempre irregular, se vio inducido a pensar que los fosfenos dobles no aportaban ninguna información interesante. Pero una noche se despertó y se el ocurrió repetir una sesión de fosfenos dobles; tuvo la sorpresa de constatar que esta vez la alternancia era perfectamente regular. Después de haber dormido, su alternancia se había regularizado, lo cual significaba que, cuando se hace la sesión por la noche, la alternancia cerebral está alterada debido a la fatiga acumulada durante el día. Por lo tanto, los fosfenos daban una información muy precisa del estado del sistema nervioso y del cerebro.

A partir de este dato, pudo establecer que todo lo que favorece el trabajo intelectual facilita la alternancia y que todo lo que favorece la alternancia facilita el trabajo intelectual; pero que, a la inversa, ciertas circunstancias alteran totalmente los ritmos cerebrales. Por ejemplo, inmediatamente después de un esfuerzo físico importante, no se desencadena ninguna oscilación. Así, un niño que va dos horas en bicicleta sólo presenta, una hora después de detenerse, la mitad de la curva habitual y ésta es, además, irregular. Por consiguiente, es inútil ponerse a estudiar o seguir un curso inmediatamente después de hacer deporte, porque la memoria, la atención y la ideación no se mantendrán de forma eficaz.

También es frecuente que no se pueda obtener ninguna alternancia después de la comida; en este caso, las oscilaciones se restablecen alrededor de una hora después y de forma brusca, mientras que, en la alteración que sigue al ejercicio deportivo, el restablece de forma progresiva. Además, como hemos visto, el reposo tiene una influencia sobre la alternancia cerebral. Las oscilaciones son mucho más regulares por la mañana al despertar que por la tarde, aunque la fatiga no sea todavía subjetivamente apreciable.

Evidentemente, un estado de fatiga es poco propicio para el trabajo intelectual. La atención, la memoria, la ideación y la creatividad están alteradas por la irregularidad de los intercambios entre los dos hemisferios.

Gracias a la observación de esta alternancia, es fácil reconocer los periodos en los que el cerebro está en su máximo de eficacia, así como los periodos de fatiga. Por otra parte, es posible mejorar la alternancia de los fosfenos dobles, cuando ésta es irregular; por lo tanto, se puede mejorar el conjunto de la actividad mental y regularizar el influjo nervioso.

Como vemos, los fosfenos dobles son una fuente fantástica de información sobre el conjunto de los procesos cerebrales. Hemos insistido sobre el ritmo que constituye la alternancia, pero no es el único que descubrió el Doctor Lefebure. Puso en evidencia numerosos ritmos cerebrales que eran totalmente desconocidos antes de sus trabajos.

Desarrolló el conjunto de sus observaciones en su libro Exploración cerebral por las oscilaciones de los fosfenos dobles y recibió la Medalla de Plata del Concurso Lépine, en 1963, por sus descubrimientos y las aplicaciones de los fosfenos dobles. En 1966, desarrolló el método pedagógico en su libro La mezcla fosfénica en pedagogía, un método por el cual recibió, en Bruselas, en 1975, la Medalla de Plata del Salón Internacional de Inventores. Los fosfenos dobles permiten saber lo que es favorable o desfavorable para el buen funcionamiento cerebral. Constituyen una verdadera sonda de tipo fisiológico y psicológico.

El cerebro trabaja de manera rítmica el neurosincronizador modula ese trabajo

El cerebro no funciona de manera continua, sino de manera rítmica, por alternancias; esto explica que, después de un rato, tengamos dificultades para continuar leyendo o aprendiendo. Es una saturación totalmente normal; por eso, es mejor hacer sesiones de trabajo cortas pero repetidas con frecuencia.

¡Por lo tanto, mantener una misma idea mucho tiempo en la mente no es fisiológico! Los ejercicios de concentración que consisten en mantener mucho tiempo el mismo pensamiento en la mente, como los ejercicios llamados de «vacío mental», no respetan la alternancia cerebral y son peligrosos. Paralizan la reflexión y la creatividad, y pueden generar graves trastornos mentales.

Esta alternancia cerebral explica por qué los niños a menudo tienen tendencia a hacer balanceos; se dejan llevar por sus propios ritmos cerebrales. Prohibirles balancearse equivale a bloquear sus ritmos cerebrales y, por lo tanto, a impedir que su sistema nervioso se desarrolle.

Si los niños se dejan llevar literalmente por sus ritmos, es porque todo el organismo y todos los sentidos físicos funcionan sobre la base de la alternancia. Las percepciones físicas, como la audición y la visión, por ejemplo, siguen las mismas leyes rítmicas que la atención y el pensamiento. Así, tenemos la sensación de percibir nuestro entorno de forma continua, pero en realidad, el cerebro no deja de analizar los diferentes planos uno después de otro. Para observar este fenómeno en el ámbito de la audición, basta con escuchar un fragmento de música en el que todos los instrumentos tengan la misma intensidad. Se observa que la atención pasa espontáneamente de los cobres, a las cuerdas, al piano, a las percusiones, etc. Los ritmos cerebrales nos hacen percibir las diferentes estimulaciones auditivas, no en una continuidad, sino de manera rítmica, es decir que se analizan unas después de las otras, alternativamente.

En los años sesenta, el Doctor Francis Lefebure ya señalaba la importancia de una buena sincronización del proceso mental mediante la estimulación de los dos hemisferios cerebrales. Después, los estudios sobre la organización del cerebro permitieron precisar las funciones respectivas de los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo. Para saber cómo funciona nuestro cerebro, vamos a observar sus ritmos cerebrales haciendo dos divertidas pruebas de alternancia cerebral que nos ayudarán a ver la importancia del trabajo del neurosincronizador:

Neurosincronizador y el cubo de NECKER

Cubo de Necker y neurosincronización
Cubo de Necker y neurosincronizador

Si se observa el centro del cubo sin mover los ojos, se percibe, al cabo de un momento, la sensación de cambiar espontáneamente de eje, como si se desplazara. Este fenómeno se clasifica habitualmente entre las ilusiones de óptica (las figuras ambiguas), pero se trata en realidad de un análisis particular del cerebro. Esta fluctuación del dibujo se debe al trabajo alternativo de los dos hemisferios cerebrales. Vemos aquí a nuestro cerebro en pleno trabajo rítmico. Si no ha visto el cubo cambiar de posición, o si la alternancia es muy lenta o muy irregular, es que padece una fatiga o un desequilibrio cerebral.

Neurosincronizador y la escalera de SCHRODER

Escalera de Schroder y neurosincronización
Escalera de Schroder y neurosincronizador

Observe su posición en el espacio durante unos minutos sin esfuerzo de concentración; al cabo de cierto tiempo, la escalera aparecerá invertida. Cuanto más clara y regular es la alternancia, más indica el buen funcionamiento de su cerebro y su estado de receptividad. Al contrario, si la alternancia es muy lenta e irregular o incluso inexistente, esto podría indicar un caso de fatiga intelectual, esfuerzos físicos previos, una comida demasiado copiosa, un consumo de alcohol o incluso la toma de medicamentos, es decir, que no se encuentra al 100% de sus posibilidades mentales. La utilización durante unos minutos del neurosincronizador puede entonces, permitirle recuperar su potencial cerebral. Estos dos ejercicios nos informan sobre el funcionamiento de nuestro cerebro y nuestro estado mental.

El neurosincronizdor nos ayuda al equilibrio e induce alternancia cerebral. El neurosincronizador es sencillo y altamente poderoso además de muy económico de forma que los trabajos de Dr. LEfebure Methods puedan llegar a todo el mundo.

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