Diwali

La fiesta de las luces, Deepawali

Diwali es luz. De hecho, Diwali es el festival de la luz. Por esa razón el origen sánscrito de la palabra Dipavali significa fila encendida de lámparas. Así que parece más que justificado llamarlo el festival más luminoso del mundo. Sin duda, Deepawali es la gran fiesta hindú del renacer con el año nuevo. Diwali es una fiesta religiosa y coincide con la luna llena del mes de Kartika del calendario tradicional en India. También se celebra en Nepal, en Sri Lanka, en las Islas Mauricio, en Malasia, en la Guayana, etcétera. Ciertamente, podríamos decir que es el festival más famoso de toda Asia.

Diwali, la fiesta de las luces por excelencia, es una celebración que comparten el hinduismo, el jainismo, el budismo y el sijismo. Las diyas, lámparas de aceite típicas de la India, celebran la victoria del bien sobre el mal. Es decir, en las fiestas de Diwali la luz se abre paso ante la amenaza de la oscuridad. El festival de Diwali es al hinduismo lo que la Navidad a los cristianos.

Este es un escenario recurrente en toda la historia de la humanidad. Es decir, la luz como edecán del espíritu vencedor del caos.

El misterio de la luz, Diwali en la antesala

En Dr. Lefebure Methods sabemos cómo llevar la luz a cada rincón de nuestro corazón, mente y espíritu. La verdadera alquimia espiritual es posible gracias a los fosfenos. Ciertamente la luz es una gran desconocida. Por ejemplo, existe la luz física, la fiesta de las luces india se llena de centenares de millones de lámparas. También la del fosfeno, naturalmente en Diwali se crean muchos fosfenos al mirar fijamente la luz. Además, podemos crear luz con la imaginación, una luz mental. Sin embargo, es posible generar una cuarta luz mezcalando la luz mental y la del fosfeno. Finalmente, el sentimiento que acompaña a la cuarta luz deviene en la quinta luz. Ahora es posible introducirse en la liturgia de la luz con un método claro y muy efectivo. La magia de Dipavali está a tu alcance gracias a los fosfenos.

Sabemos transformar la energía de la luz natural en luz interior

El origen de Diwali

El origen del festival de las luces tiene diversas interpretaciones según las fuentes consultadas. Por ejemplo, Lakshmi es la diosa hindú de la belleza, la abundancia, y el amor. Se dice que Deepavali es la conmemoración de su compromiso con Vishnú. Curiosamente, Lakshmi era, en un principio, la representación de Devi-shakty, la fuerza sexual generadora del universo. Es decir, el origen a partir del cual aparece la luz surgiendo del caos representado por el océano primigenio. Durante la festividad de Diwali y según esta fuente, las casas se llenan de luz para ser dignas de la visita de Lakshmi. Los cuatro brazos de diosa representan la justicia, los deseos honestos, la abundancia y la liberación del ciclo de las reencarnaciones. Parece que, maridar todo ello con la luz, guía de la creación, es una buena idea.

Lakshmi, justicia, honestidad y abundancia en Diwali
Lakshmi es la representación de Devi-shakty, la fuerza sexual generadora del universo

Diwali también se asocia a Kali, madre universal y destructora de la maldad. Es decir, otra vez el concepto luz disipando la oscuridad. También se relaciona Dipavali, la fiesta de la fortuna, con Ganeesha dios de la abundancia y de las artes. Además, Ganesh se reverencia como un facilitador para salvar los problemas mundanos con buenos augurios.

Otra fuente relaciona Diwali con Rama. El rey Dásharatha exilia a su hijo Rama junto con Sita y Laskhmana durante catorce años. Tras un sinfín de situaciones simbólicas, Dásharatha le anuncia el fin del exilio tras vencer este al demonio Ravana. Las luces de Diwali celebran y guían el regreso de Rama a Ayodhya. De hecho, esa sería la razón del nombre, fila encendida de lámparas.  También se festeja en Diwali el triunfo de Krishna sobre el demonio Narakasura. Incluso, que Vishnu envió a otro demonio, Bali, al inframundo.

Del caos al festival de la luz

Diwali, el festival de la luz

Mesopotamia

En Mesopotamia el dios solar Shamash era considerado como luz, atributo fundamental de la divinidad. En la fiesta del año nuevo, akitu, se humillaba al rey como representación de la perdida del orden. El dios Marduk era rescatado en el akitu de la oscuridad para restablecer el orden y la abundancia. Es decir, Diwali.

Mitología hitita

Teshud era el dios de la tormenta, con el toro como animal sagrado y con un hijo, el dios sol. También, como Shamash, era responsable de la justicia. Junto con Arinna la diosa solar, fueron la pareja más importante del panteón hitita. Existe un mito que tiene como protagonista a Teshud o Telepinu, su hijo, según se consulte una u otra fuente. Relata el enfado del dios con los hombres tras el cual abandona y desaparece, provocando el caos en la tierra. Como resultado, y según el protagonista, el dios sol envía al águila o el mismo dios de la tormenta va a buscarlo. Sin embargo, no consiguen que vuelva. Finalmente, solo tras la más potente magia de los dioses, es posible calmar la ira del dios ausente. Por consiguiente, la luz va en busca del espíritu. Dicho de otra forma, Diwali.

También, en la mitología hitita, Teshud mata a un monstruo con forma de dragón. La palabra Dragón etimológicamente procede del griego, drákon. Es decir, serpiente. Cuando se coloniza un territorio lo primero que se elimina son las malas hierbas y las alimañas. La serpiente siempre ha simbolizado el caos antes del orden, lo primitivo.

Lauburu

El lauburu es un símbolo, un cuatrisquel frecuentemente utilizado en las tradiciones de muchos pueblos europeos. Claramente es una reproducción del dios irlandés Dagda.

Incluso Julio César llegó a equiparlo con Júpiter. A menudo se representa por la rueda de cuatro radios. Es decir, la vertical simboliza feminidad, fuego y agua, la horizontal la energía masculina, tierra y aire. Además, el lauburu era la representación del fuego sagrado, luz protectora en el mundo del pastoreo. Por consiguiente, luz para detener la destrucción, el caos. A saber, Diwali.

Cuatrisquel típico de Diwali
La sotación solar, la rueda de la vida y el Cuatrisquel hindú

Lleguzki-lore 

En Euskal Herria todavía es costumbre colocar un lleguzki-lore o flor del sol a la entrada de las casas.  Es decir, una flor seca del cardo silvestre carlina acaulis. Existe una leyenda que cuenta el pavor que los hombres sentían por la oscuridad en el origen de los tiempos. Acosados por el caos representado por dragones y serpientes, vivían en el miedo perpetuo. Como consecuencia de ello, los hombres pidieron a la Tierra protección. Como resultado, esta creó la Luna y luego el sol. Por lo tanto, la noche, el caos, la oscuridad, quedo acotada y reservada para brujas, dragones y serpientes, representación del caos. Sin embargo, los hombres todavía estaban atemorizados y volvieron a acudir a la Tierra. Finalmente obtuvieron una hermosa flor que al verla los señores de la noche creerían que era el mismo sol: lleguzki-lore. Por consiguiente, desde entonces la luz los protege. Valdría decir, Diwali.

Religiosidad japonesa, de kali a Diwali de las sombras a la luz

La religión japonesa se basa en el culto a los Kami.  Kami se utiliza para denominar a los espíritus de las montañas, de los ríos, del sol, de la luna, etcétera. También representa lo que podemos convenir como dios supremo. En los cultos sintoístas se les invoca antes y al final de los ritos ceremoniales.  Asimismo, están normalmente representados, entre otras cosas, por un espejo o una espada.

El Kojiki describe la creación del cosmos a partir del caos. Al comienzo aparece una trinidad de deidades que crean a los Kami. Los más importantes, Izanagi que representa lo masculino e Izanami lo femenino. Es decir, concepto de clara inspiración taoísta, el yin y el yang.  Izanami muere dando a luz, entonces Izanagi baja al inframundo para rescatarla, pero sin éxito. Como consecuencia Izanami queda atrapada y transformada en un espíritu infernal.

Amaterasu

Izanagi tras la aventura del rescate da a luz a Amaterasu, diosa del Sol. Como consecuencia de su viaje al inframundo Izanagi necesita purificarse. Se lava en un rio, y nacen Tsukuyomi, dios de la luna, y Susanoo, el dios de las tormentas y de la guerra.

Por lo tanto, Amaterasu es hija de la polaridad, la diosa del sol, rescatada del caos primordial. Por esa razón se avergüenza de las acciones de Susanoo y se retira a una cueva celeste dejando así al mundo sin luz.

El resto de los dioses alarmados y guiados por Omoikane, dios de la inteligencia, intentan hacer salir a Amaterasu. Para ello cuelgan un espejo y un collar de perlas en la entrada de la cueva.  Mientras tanto la diosa baila rítmicamente. Es decir, luz y ritmo. Finalmente, Amaterasu sale y pregunta qué esta pasando, se le responde que hay una nueva Kami señalándole el espejo. Amaterasu al ver su reflejo queda fascinada y vuelve con los demás dioses.

A la diosa Amaterasu se la relaciona pues con la luz, con el sol, y con el espejo. En otros términos, la fuerza de la luz rescata al mundo de la oscuridad. De otra manera, Dipavali.

Apolo

Apolo, el dios principal del templo sagrado del oráculo de Delfos.  El dios solar, estructurador del caos al dar muerte a la serpiente Pitón. Es más, de ahí proviene pitia o pitonisa.  Apolo mata a la oscuridad, esconde las cenizas de la serpiente, el caos, la falta de la luz, debajo una piedra llamada ónfalos. Zeus sitúo allí, en Delfos, el centro del mundo, su ombligo. Sucedió tras el vuelo de dos símbolos solares. Dos águilas, se encontraron en ónfalos, según los deseos de Zeus. Cada una de ellas proveniente de lados opuestos del universo.

Probablemente pueda pasar desapercibido, pero el águila simboliza a San Juan. Un animal considerado clarividente que mira directamente al sol. Además, es también curioso que su Evangelio sea el más conceptual y profundo. Asimismo, es muy sugerente la figura de San Juan a los pies de la cruz. Debido a que, allí a los pies del Cristo, estaría la madre y el padre sol, dualidad ante la unicidad.

Huelga comentar que Diwali se relaciona con Kali, fuerza disipadora del mal. Por lo tanto, luz, otra vez, venciendo a la oscuridad.

Diwali el rastro de la luz

La ladera inferior del Monte de los Olivos y la superior del valle Cedrón, forman el Valle de las Rocas. Allí al noreste de las murallas de Jerusalén, se ha realizado un descubrimiento sorprendente. Un sello con la imagen de Apolo. Puede que debamos remarcar el hecho de que, entonces la globalización no existía. Es decir, aunque el Imperio Romano fuera muy extenso, es un hallazgo extraño. El sello formaba parte de en un anillo del siglo I d.C. Por lo tanto, fue coetáneo con las sectas de los fariseos, saduceos, esenios y zelotes, Posiblemente, estos últimos, los primeros sicarios de la historia. ¿Qué hacia un judío con un anillo de Apolo, dios solar?

¿Qué hacia un judio con un anillo de Apolo, dios solar?

La adoración solar era común a través de diversas deidades, a todo el orbe. El rastro de la luz es la misma historia del hombre. De hecho, no es sorprendente que, todavía hoy, miles y miles de millones de personas celebren la fiesta de la luz. Eso es Diwali, el recuerdo milenario de la lucha por la sabiduría, la fiesta de la luz. Es decir, el fin del oscurantismo, el caos y la culpa. El gozo de la vida girando en un eterno retorno en contraposición con la sentencia del fin de los tiempos.

Los primeros cristianos intentaron de forma larga y amarga esconder la luz. Casi lograron acabar con la alegría de los cultos paganos al sol. Como consecuencia de la creación de la Iglesia intentaron sumergir en el olvido el conocimiento de la luz. Por consiguiente, en Europa, por más de dos mil años hemos vivido en penumbra. En cambio, en Oriente la luz siempre ha sido la protagonista. Diwali vuelve cada año, la luz siempre lo hace.

Sol invictus, natalis solis invicti, Diwali antes de la oscuridad del jalieo triste…

Post scriptum​

En el video de National Geographic una de las mujeres entrevistadas dice sobre el objetivo de Diwali: enjoying the good things of lifedisfrutando de las cosas buenas de la vida –. Es decir, la alegría de la luz, siempre en contraposición a la oscuridad, a la culpa y al sacrificio… Larga y próspera vida a la luz… Feliz Deepawali.

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