Supraconsciencia mediante el balanceo, ejercicios para estimular ambos hemisferios cerebrales
La gimnasia cerebral que de forma natural las madres producen en sus bebés cuando los mecen, es una constante en todas las culturas. Un comportamiento tan común y espontáneo debe inevitablemente tener sus raíces en lo más profundo de la evolución cerebral. Desde el momento en el que nacemos desarrollamos una adaptación al cambio que supone pasar del líquido amniótico a la gravedad, el sistema vestibular y el reflejo vestíbulo ocular junto con el sistema propioceptivo son los encargados de situarnos espacialmente, por ejemplo, los arcos vestibulares representan las tres dimensiones y tienen correspondencia con movimientos de la cabeza, verticales, horizontales y laterales.
Cada vez que la cabeza se mueve se producen impulsos nerviosos desde el sistema vestibular al cerebro que se encarga de ordenar las repuestas musculares de la espalda y del cuello para que se mantengan en equilibrio, además, cuando movemos la cabeza la endolinfa que es un fluido que baña el laberinto membranoso del oído interno, produce una estimulación que según Eugene Schwartz, induce cambios en la musculatura del cuello, de los ojos, del tronco etcétera. En definitiva la relación del sistema vestibular con el neocortex es clara, de modo que cuando vemos a uno de nuestros niños balacearse, está activando el sistema vestibular y con él un torrente de conexiones neurológicas que conforman una verdadera gimnasia para la mente.
Por otro lado, los balanceos generan un baño cerebral producido por el líquido cefalorraquídeo, además de provocar una estimulación alterna de los dos hemisferios cerebrales que deriva en un intercambio de comunicación entre el pensamiento racional y el intuitivo, los balanceos son pues ejercicios para estimular ambos hemisferios cerebrales. Así el mecimiento, el balanceo, produce una profunda gimnasia cerebral que manifiesta sus beneficios en todos los ámbitos de la vida, el mismo Schwartz en un trabajo publicado en la revista Cell Biology observó que las ondas cerebrales de los sujetos que en su estudio durmieron en una hamaca, gozaban de un sueño profundo y con él de una mejor estructuración de la memoria, que los sujetos que descansaron en una cama convencional.
Lejos mostrarse como algo poco conocido, como tantos otros elementos que nos pasan desapercibidos en nuestro desarrollo cerebral, el balanceo es algo extremadamente común en nuestras vidas. Es muy familiar la imagen de los fieles balanceándose mientras oran, por ejemplo, en dos de las religiones más importantes del planeta, la musulmana y la judía, y la tercera la católica, es solo desde hace relativamente poco que no se balancea en sus oraciones pues el cristianismo ortodoxo practicado en el monte Athos hoy en día, que es una verdadera reliquia histórica de los ejercicios mentales asociados a la oración heredera de los padres del desierto, cenobitas de los monasterios del monte Sinaí, muestra entre otros ejercicios poderosos, el mecimiento cuando se reza, verdadera gimnasia del cerebro en este ejemplo para la sublimación de la consciencia.
En cualquier caso si prestamos atención no solo a las religiones, veremos que en todos los ritos o iniciaciones, ancestral o actuales, el movimiento, el mecimiento, el balaceo en definitiva, está presente.
¿Cual es la razón de que en cualquier ejercicio de introspección o de sublimación, diríamos mejor, de expansión de la consciencia, el balanceo, más o menos disimulado en las liturgias y tradiciones, esté siempre presente?
La respuesta es sencilla, como con todo lo poderoso, los balanceos, verdaderos ejercicios de activación mental, sutil y emocional, producidos por el mecimiento del cuerpo, producen unos efectos concretos en la percepción del individuo y si conocemos los mecanismo que los gobiernan, podemos inducir estados de estimulación cerebral específicos según nuestro interés, una gimnasia mental dirigida a objetivos concretos, ya sean espirituales o cognitivos, e incluso de equilibrio emocional.
El trabajo del Fosfenismo ha sido desde sus orígenes, explicar lo que hace a unos pocos individuos especiales, superiores al resto en percepción y capacidad mental, en poder personal, en capacidad de comunicación sutil, etcétera, el balanceo es una de esas claves que están en la base de cualquier experiencia sutil que el hombre ha realizado desde el origen de los tiempos. Así desde Fosfenismo podemos decir, dime como un pueblo se balacea, dime como se realiza el mecimiento en una iniciación y te diremos cómo son esos individuos que lo practican, qué capacidades tienen y que experiencias viven, y al contrario, dime que experiencia quieres producir en tu mente en tu emoción o en tu espíritu y te diremos como debes balancearte.
En los cursos de balanceo de Fosfenismo aprendemos ejercicios para estimular ambos hemisferios cerebrales y producir así una explosión cognitiva, asociando el sistema vestibular con el neocortex de un modo preciso y poderoso, pero además producimos la estimulación sutil que todas las iniciaciones han utilizado practicando el balanceo, sin el dogmatismo y la liturgia propias de cada una de ellas, de modo que en nuestra casa con total independencia, podemos obtener el producto destilado, la base, el eje central, el poder que se esconde en todas ellas, para utilizarlo en las áreas de nuestra vida que deseemos.
Los danzas de todos los ritos o iniciaciones son costumbres que ocultan la verdadera razón de su existencia que no es otra que realizar ejercicios para estimular ambos hemisferios cerebrales, así se ha hecho desde el origen de los tiempos y así se hará hasta que estos acaben, pues la estimulación que el mecimiento produce en la masa cerebral es la verdadera gimnasia del cerebro, pero también del corazón y del espíritu. Es como poco curioso que de bebés nos mezan y que de adultos busquemos mecernos cuando intentamos trascender. Una vez más el Fosfenismo pone a nuestro alcance los secretos de la iniciaciones de un modo comprensible y reproducible.
En los cursos de balanceos de Fosfenismo, mecerse nos llevará al encuentro de una energía espectacular que orientada a nuestra voluntad como las velas de un barco, nos llevara a terrenos supraconscientes con la claridad y el poder habituales de los ejercicios fosfénicos.