
Chakra anahata, cuarto chakra, chakra del corazón
El chakra anahata se vincula con el desinterés con el dar, con la acción desde el corazón. Lo encontramos en el centro del pecho a la altura del corazón. El color de cuarto chakra es el verde aunque también del color dorado se vincula con este chakra. chakra anahata se relaciona con el elemento aire e interactúa con el sentido del tacto. El chakra anahata está vinculado con el corazón y con el sistema circulatorio y vive en estrecha relación con el timo cuya tarea principal es potenciar el sistema inmunitario, el crecimiento y la linfa. Al cuarto chakra, chakra anahata, llegan doce canales de energía así pues se representa con una flor de loto de doce pétalos.

Así como en los primeros chakras gestionan los instintos más primarios el chakra anahata se deshace del yo para vincularse conscientemente con los demás, el corazón se abre a los otros y el aire circula libremente entre los todos los yo. El tacto nos ofrece la posibilidad de sentir al otro y de romper los límites de nuestra percepción para conjugarla con los demás. El hablar desde el corazón desde el cuarto chakra anahata «tocando» el del otro siempre conlleva ternura y comprensión.
De los siete chakras el cuarto es el que vincula emocionalmente el entorno más próximo de las relaciones personales no es de extrañar pues que sea el tacto, es decir, la piel, el sentido vinculado a este chakra anahata. El amor y el perdón se asientan en este chakra que gobierna la comunión amorosa con el prójimo y con su espíritu.
Ejercicio de Fosfenismo para el despertar del chakra anahata
El monte Athos, célebre promontorio griego cubierto de monasterios ya fue citado por Herodoto como sitio monacal. Su vocación mística es, por consiguiente, anterior al cristianismo y fue cristianizado posteriormente. Es un fósil viviente de los métodos místicos prehistóricos, allí encontramos un ejercicio muy poderoso y secreto que el Fosfenismo ha explicado a sus alumnos desde que descubrió la relación entre la repetición rítmica y la sincronización neurológica para el desarrollo de los poderes del espíritu, la oración de Jesús u oración del corazón, porque se realiza situando la repetición rítmica en el chakra del corazón. Consiste en la repetición constante de una plegaria hasta que el ritmo de la misma se auto perpetúe en una dulce inercia que arrastre el pensamiento y lo impregne con su ritmo, capaz de llevarlo a lo más elevado en una simbiosis perfecta entre la doctrina y los secretos de la iniciación, orad siempre, San Pablo, primera epístola a los Tesalonicenses.
Para ello realizaremos un fosfeno y lo proyectaremos sobre el chakra anahata con los ojos abiertos para tener conciencia del toque que nuestra luz interior, nuestro fosfeno, da a nuestro cuarto chakra, a continuación los cerraremos para concentrarnos en una letanía que anteriormente habremos elegido, debe ser corta, precisa, y debe girar (literalmente en la concentración en el chakra) alrededor de un sentimiento de vinculación con alguien o con algo que queramos potenciar; la repetiremos constantemente verbalizada e interiorizada visualizándola como si estuviera escrita en la cola de un cometa que haremos girar por nuestro chakra anahata. A la extinción del fosfeno abriremos los ojos para hacer un nuevo fosfeno si dejar de repetir nuestra letanía, incluso nos ayudaremos de nuestra mano para describir la rotación de nuestro pensamiento en el cuarto chakra para, a continuación, volver a proyectar el fosfeno en el chakra anahata y reiniciar el ejercicio.