
Chakra sahasrara, el chakra de la coronilla nos une con el campo de conciencia energético global
Es el chakra del universo consciente. El séptimo chakra está encima del punto más alto de nuestra cabeza en la coronilla. Se asocia con los colores blanco y dorado. También con el violeta. El medio corporal del chakra sahasrara es el cerebro. De esta forma, el chakra de la coronilla se relaciona con la hipófisis, directora de orquesta de las demás glándulas. Habitualmente se identifica con una flor de loto con novecientos sesenta pétalos en cuyo interior aparece otra con doce pétalos.
El chakra sahasrara, de los siete chakras, es el que nos brinda mayor posibilidad de conectar con la conciencia cósmica. Además, su despertar y equilibrio nos permite percibir el «otro lado». Sin embargo, en la mayoría de ocasiones con mucho «ruido de fondo». Es por ello, muy importante poder «sintonizar» correctamente. Ya que, sino el frenesí de chapoteos espirituales puede acabar abrumando. De manera similar al parloteo incesante y banal con el que nuestro cerebro nos obsequia.
Diríamos que el chakra sahasrara se encuentra equidistante en relación con el primer chakra. Es decir, muladhara, que está muy vinculado a la tierra. En cambio, el chakra sahasrara se alza hacia el cosmos. Consecuentemente, sahasrara se nutre del flujo energético que va de la madre al padre. En realidad, y esta es la característica principal de este chakra, el origen siempre es el padre. El motivo es que venimos de él y hacia él partiremos. Las fontanelas de los niños permanecen abiertas hasta los dos años para vivir desde la unicidad la conciencia primigenia. El chakra de la coronilla nos une con el campo de conciencia energético global. Como resultado, nos alimentamos espiritualmente gracias a él. Asimismo, la fuerza reptiliana, muladhara, se habré paso y se dirige hacia sahasrara.
Ejercicio de Fosfenismo para el despertar del chakra sahasrara
Haremos un fosfeno. Es decir, crearemos la luz parafísica del tercer ojo mediante la lámpara fosfénica. En consecuencia, entraremos en el sistema sutil de nuestros chakras con conciencia. El fosfeno disipa cualquier oscuridad y minimiza la recurrente mezquindad del yo. Cerraremos lo ojos y observaremos el fosfeno. A continuación, sentados cómodamente, realizaremos pequeños movimientos circulares con la cabeza. De manera similar a si, con un imaginario lápiz, dibujáramos círculos en el techo. Seguidamente amplificaremos los movimientos hasta llegar a una rotación de aproximadamente cuarenta y cinco grados. Finalmente volveremos a los movimientos de rotación casi imperceptibles. Los tiempos serán de un minuto para cada fase.
Durante el ejercicio imaginaremos una llama situada en lo alto del cráneo, justo girando alrededor del séptimo chakra. La llama irá de la periferia de la cabeza al centro sahasrara según la amplitud de la rotación. A menudo, aparece en lo alto del cráneo una sensación especial, como de cono hueco. La mente se evade fuera del cuerpo, es el despertar del centro espiritual más elevado. En ese momento nunca se debe tener temor, si el chakra sahasrara nos da paso, si el séptimo chakra se abre al cosmos, hay que ir.
En realidad, es una invitación que no se puede dejar pasar. Se producirá una sensación de aspiración de la conciencia. Seguidamente es muy útil recordar las sensaciones del despertar del resto de los chakras, partiendo del chakra basal. Los siete chakras se dispondrán como resortes alineados de una cerradura. De esta forma permitirán que la llave gire – rotación – y se abra la puerta del séptimo chakra, la conciencia total.

La lámpara fosfénica PRO te permite ver tu luz interior
Qué esperar de la práctica regular para despertar el chakra sahasrara
Al trabajar con el fosfeno y la concentración luminosa en rotación, nuestros siete chakras se equilibran.
Después de practicar consciente y regularmente este ejercicio, podremos lograr indefinidamente la rotación de nuestros centros psíquicos. Los siete chakras alternando períodos de rotación amplia e imperceptible de concentración con la luz giratoria, se activarán.
Según todas las escuelas iniciáticas, el despertar de las facultades superiores depende del movimiento en torbellino de los chakras. El ejercicio de las rotaciones en espiral aporta pues, una ayuda considerable al despertar de las facultades superiores que los chakras nos ofrecen. Probablemente y de forma especial al del séptimo chakra.