La luz espiritual, la clave histórica de la luz: los fosfenos
La luz espiritual es la clave, pero la luz tiene un nombre y requiere de una técnica para ser entendida. En primer lugar, un fosfeno es una luz espiritual que podemos ver en nuestro campo visual a la altura del entrecejo. El fosfeno cambia de colores hasta su extinción, y se manifiesta tras mirar una fuente luminosa adecuada un tiempo específico. Es más, esta luz espiritual, sus colores, tiempos y ritmos, se relacionan con la mente y la emoción del sujeto. De hecho, es un espejo mediante el cual podemos ver nuestro interior y una puerta a nuestro espíritu.
Por esta razón, la humanidad ha realizado fosfenos desde su origen. Ciertamente, con la observación del fuego y del sol, la luna, el cielo luminoso, las estrellas, etcétera.
Es decir, hacer fosfenos, aflorar nuestra luz espiritual, produce un activación neurológica, emocional y sutil extraordinaria. Además, en el momento en que realizamos un ejercicio mental, emocional o sutil, su energía fecunda ese campo. El fosfeno fertiliza, sobredimensiona, depura y transforma cualquier pensamiento que asociemos con él. Por consiguiente, la energía primigenia, la luz, se transforma en equilibrio emocional, consciencia e inteligencia.
¿Cuándo el hombre pasa de ser un animal a un ser humano consciente, y por qué sucede eso? ¿Qué hace que su cerebro se desarrolle y mire de frente a su espíritu? ¿Cuándo sacraliza la caza, los elementos, etcétera, como vehículos de su consciencia? ¿Intervención divina, alienígenas, utilización de herramientas? En cambio, ¿y si la explicación, como todo lo que subyace en la matriz del universo fuera elegante, fácil, sencilla?
Son muchos los que juegan a saber y pocos los iniciados. Probablemente, son pocos los que conocen el secreto desde el origen de los tiempos.
Desde el origen, luz espiritual
Al comienzo, debió de ser fantástico ver por primera vez el fuego provocado por un rayo incendiando las ramas de un árbol. Igualmente, domesticarlo, crearlo, conservarlo y transportarlo fue el gran reto. Probablemente, es el punto real de inflexión, la prueba más antigua data de 600.000 años a.C. en Chu-hu-tien. Sin embargo, es muy posible que fuera un proceso muy anterior y está claro que habría de producirse en distintos lugares a la vez.
Hay que imaginar el regalo del cielo en el centro de la actividad del grupo de homínidos. Por lo tanto, su custodia debió de ser sagrada, crucial. Ya que, no sufrirían más frío, ni los ataques de las bestias salvajes acechando al clan. También, la posibilidad de cocinar los alimentos y más tarde de crear, de transformar la materia. An-bar, palabra sumeria antiquísima utilizada para designar el hierro, lo forman dos signos pictográficos: el hierro y el fuego.
Fue algo definitivo, mágico y especial, por esa razón era un tesoro a custodiar. El fuego requiere entonces de un experto, un elegido que lo mime y lo entienda. Es decir, un cuidador en su origen, un vigilante que no haga más que mirarlo todo el día. Alguien que más tarde será el señor del fuego, un chamán. Por consiguiente, alguien poderoso y respetado, un líder, un sabio. Ciertamente, ¡alguien que hace fosfenos todo el día! Es extraordinario que desde que el hombre es hombre haya mirado la luz. Probablemente tanto como que nadie haya explicado el porqué.
El señor de la luz espiritual
Es imposible mirar al señor de los señores: la luz, sin generar fosfenos. Asimismo, los fosfenos están indefectiblemente ligados a la inteligencia, el equilibrio emocional y la conciencia espiritual. La figura del chamán, la del alquimista, el herrero y el alfarero, giran en torno al dominio del fuego. Mago significa: sacerdote del mazdeísmo o zoroastrismo, que tiene al fuego como el único dios creador, Ahura Mazda.
Felix Guirand, Mitología general:
Para los expertos, los magos fueron una corporación sacerdotal que se originó en una tribu meda, especialmente dedicada a la práctica de un ritual propio en el que se manifestaba un viejo culto ario. Los magos, que frente a la hegemonía persa se mantuvieron fieles a los ideales medos, estuvieron vinculados a la región montañosa de Azerbaidján, donde aún se conservan muy puras las primitivas prácticas arias. Solo fueron, quizás, una secta, hasta que, bajo los sasánidas, se convirtieron en el sacerdocio oficial que organizó el mazdeísmo. Aunque antes fueron «sacerdotes del fuego» – en todas las culturas está vinculado a los ritos del solsticio de invierno – que celadores de Ahura-Mazda.
Por consiguiente, cuando evocamos el poder de los magos, en nuestro inconsciente colectivo estamos pensando en la luz. Por lo tanto, en el fosfeno, productor de mirar la luz exterior para crear la luz espiritual.
El fuego y el chamán
El fuego que confiere al hombre la facultad de modificar los estados de la materia. Además, es el secreto que le permite entrar en comunión con la sacralización de sus relaciones con el entorno. La materia es algo vivo y lleno de esencia, de conciencia, de dirección. Cuando la azada se introduce en la tierra no solo la abre sino que la fecunda. Cuando la piedra o el palo se convierte en un arma defensiva, no son solo elementos vinculados a la supervivencia, son valores místico-religiosos. Igualmente, el secreto sacro, la gran iniciación, se restringe a los secretos de oficio. Por eso mismo pasa de generación en generación como la llave, la puerta a la magia: el fuego.
Sin duda, es mediante el fuego como se cambia la naturaleza. Su dominio esté en la raíz de los oficios metalúrgicos y de todas las técnicas iniciáticas. Además de en las de las corrientes mágicas y chamánicas más antiguas del planeta. El fuego es el elemento transmutador, el cordón umbilical con la sutileza y el espíritu. Igualmente, el agente portador de conocimiento y de poder. Por eso mismo, el chamán primero, luego el yogui y después el místico, se alimentan del fuego en su iniciación. Básicamente, se convierten en los verdaderos especialistas de la vida y de la luz espiritual. De esta forma, son los grandes especialistas en fosfenos, en el sexto chakra, Ajna. Sahasrara, el sétimo chakra, ese que tradicionalmente se ha denominado como nuestro tercer ojo. También, ese que algunos creen que es el lugar donde reside el alma…
En el Olimpo, Hermes, el descubridor del fuego, destaca por su inteligencia y su dominio de las ciencias ocultas.
A. Popov, Consecration ritual for a blacksmith nocive among the Yakuts:
El chamán es el gran maestro del éxtasis, el señor del fuego que le confiere el estado extático, libertad espiritual. Dice un proverbio yakuta: el primer herrero, el primer chamán y el primer alfarero eran hermanos de sangre. El herrero era el mayor y el chamán estaba entre los dos. Esto explica que un chamán no pueda provocar la muerte de un herrero. (A. Popov, Consecration ritual for a blacksmith nocive among the Yakuts).
Tres magos, tres especialistas, tres pilares del desarrollo de la Humanidad.
La inculturación de la luz espiritual
Los señores del fuego, magos, chamanes, herreros y alfareros, fueros considerados por el cristianismo como diabólicos. Es más, así es como se representa al Diablo, arrojando llamas por la boca, fuego. Hefesto, en el Olimpo griego, es el mago de la forja, cojo, jorobado y patizambo. Sin embargo, aunque lejos de la oficialidad cristiana, el fuego de la iniciación está vinculado al folklore cristiano. El fuego actúa, en muchos cuentos, como elemento de poder y de resurrección.
Edsman, Ignis Divinus:
Jesucristo llega a una forja en la que reza la leyenda «aquí habita el señor de los señores». Pide permiso al herrero y atiende a un cliente, tras lo cual arroja al fuego a una anciana (mujer del herrero, suegra etcétera). Finalmente, la forja de nuevo, convirtiéndola en una joven hermosa… (Edsman, Ignis Divinus).
Esencialmente, Jesús aparece como señor del fuego, como el herrero mágico. Es decir, el arquetípico señor del fuego se remonta a la noche de los tiempos. Además, gira alrededor de los tronos de las dos polaridades, Dios y el Diablo. Sacerdotes del fuego, señores del fuego: especialistas en fosfenos, en luz espiritual. Obviamente, es imposible mirar el fuego, si ese es tu trabajo, sin realizar fosfenos. De tal manera que, quien los hace desarrolla su mente, su corazón y su espíritu.
El rey padre, el sol
El hilo del sol, es largo, constante, y se sumerge profundo en la noche de los tiempos. La luz espiritual de los fosfenos provocados por su observación, teje su camino junto a él. Elementos enormemente familiares para nosotros y supuestamente tan alejados del sol, se obstinan en seguir ese hilo. Por ejemplo, la custodia, el lugar donde se guarda la hostia consagrada.
De hecho, es un sol del que irradian rayos dorados que, antes del cristianismo, representaba a Mitra. Es decir, la fuerza del sol.
Justino (100-165), en su Apología:
Este alimento se llama entre nosotros la Eucaristía de la que a nadie es lícito participar, sino al que cree… Por cierto, que también esto, por remedio, enseñaron los perversos demonios que se hiciera en los misterios de Mitra. Vosotros sabéis o podéis saber, que ellos toman también pan y una copa de vino en los sacrificios de aquellos que están iniciados y pronuncian ciertas palabras sobre ello.
Es tal el plagio que, hasta Justino Mártir, uno de los primeros apologistas cristianos tuvo que aclararlo. Inculturación es un eufemismo para no mencionar el saqueo sistemático de la cultura pagana.
Mitra, el buen pastor, recibía el nombre de el redentor. Debía volver al mundo para juzgar a los hombres. Nacido de una virgen el 25 de diciembre. Adorado por pastores y magos, es decir, sacerdotes del fuego, especialistas en fosfenos. Hacedor de milagros y con doce discípulos, los doce signos zodiacales. Perseguido y muerto, el sol parece morir al inicio del solsticio y resucitar tres días después. Finalmente, Mitra vuelve al reino de los vivos al tercer día.
Solsticio significa sol inmóvil: el 21, 22, 23, 24 y 25 diciembre se sitúa en los 28.23, 28.23, 28.23, 28.23 y 28.25 grados respectivamente. Por ejemplo, en una colatitud de 51 grados 40 minutos. Por último, llega a los 75.10 grados el 21 de junio. Todos los pueblos de la tierra, todos ellos, han sido adoradores del sol. En consecuencia, si lo adoras lo miras, especialistas, sacerdotes de la luz espiritual. Obviamente, si lo miras haces fosfenos. Todo el planeta celebra los solsticios, los mitos solares son la estructura subyacente de las fiestas más importantes de la actualidad.
La luz, una vieja historia de familia
Osiris, Horus, Apolo, Mitra, Dionisos/Baco, Jesús-Cristo, Buda, Agni, Tammuz, Adonis, Manú, nacen en el solsticio de invierno. De hecho, absolutamente todas las culturas de la Antigüedad tienen al sol como su dios principal. Caldeos, egipcios, cananeos, persas, sirios, fenicios, griegos, romanos (natalis solis invicti), hindúes, aztecas etcétera. adoran al sol. Es más, lo personifican en sus hijos, Horus, Mitra, Adonis, Dionisos, Krisna, Jesús-Cristo que mueren y resucitan. El eterno retorno de los ciclos solares.
Si La Historia empieza en Sumer, como reza el título del libro de S. N. Kramer, es importante observar la importancia del toro. Su fuerza y sobre todo su mugido, encuentran su equivalencia con el poder del cielo. La energía del trueno y el portador de la luz, el relámpago, encuentra su simbiosis simbólica con el toro. En Europa occidental, se encuentran soles radiantes, serpientes y hachas, grabadas en dólmenes y menhires. Esencialmente, son representaciones clásicas de los dioses de la tormenta.
En Mesopotamia se veneraba al dios solar Shamash, un dios universal. En la mitología mesopotámica se consideraba la luz como el atributo fundamental de la divinidad. Por esto mismo, se transmitía directamente a los reyes, herederos del poder social y militar del chamán original.
Igualmente, en los pueblos indoeuropeos, muchos dioses se identifican con el nombre del trueno, Donar, Thor, Taranis, Perkûnas, Perun, etcétera. El fuego es de origen celeste y lo engendra el rayo. De hecho, es así desde la protohistoria con el védico Surya, el griego Helios, Sauil y Solnce para los eslavos. Sin embargo, ninguno como Agni, Ignis en latín, Ugnis en lituano y Ogni para los eslavos, que incluso es el precursor de la divinidad del fuego, Atar en Irán. Verdaderamente, el gran dios solar fue la última teofanía cósmica que aguantó el empuje del judeocristianismo.
Agni
En el avance de los arios hacia la India, la conquista de un territorio solo era firme cuando se erigía un altar en honor de Agni. Así de importante era su poder. El altar, naturalmente, de fuego, Agni del Rigveda, la serpiente furiosa, el fuego en su baile frenético. Allí donde Mitra y Varuna ejercían su poder siempre alterno de luz y sombra, sol y ocaso, reinaba Agni.
En el Veda, se describe a Agni como nacido del cielo del que baja en forma de relámpago. Indiscutiblemente Agni se identificaba siempre con el sol.
Mircea Eliade
Los himnos insisten en las capacidades espirituales de Agni, que es un risi dotado de gran inteligencia y perspicacia. Para valorar con justicia tales especulaciones, han de tenerse en cuenta las innumerables imágenes y símbolos revelados por la «imaginación creadora» y las meditaciones a propósito del fuego, de las llamas y del calor. Todo ello no hace sino prolongar una herencia transmitida desde la prehistoria. El genio indio no ha hecho otra cosa que elaborar, articular y sistematizar estos descubrimientos inmemoriales. En las especulaciones filosóficas posteriores reaparecen algunas de estas imágenes primordiales relacionadas con el fuego, por ejemplo, el concepto del juego divino creador (lĩlā), explicado a partir del «juego» de las llamas. En cuanto a la asimilación del fuego (luz) y la inteligencia, está universalmente difundida.
Los rituales védicos no se realizaban en santuarios, se oficiaban en un terreno en el que se encendían tres fuegos. Es decir, el señor del fuego, el adhvaryu es quien lo manejaba, conocía la técnica y el brahman supervisaba la ceremonia. En los Brāhmanas y en los Upanishads se insiste una y otra vez en explicar la homología uno/todo. Es más, en un pasaje de la Chāndogya se describe así al Brahman: la vida es su cuerpo, su forma es luz, su alma es el espacio… y al mismo tiempo es mi ātman en el corazón, más pequeño que un grano de cebada, que un grano de mostaza…
La unión ātman-brahman se relaciona con una experiencia de luz espiritual. Es decir, el sol o la luz que a partir de los tiempos védicos serán la gran epifanía del ser.
Chāndogya Upanishad, III 13,7:
La luz que brilla más allá del cielo, más allá de todo, en los más altos mundos más allá de los que no hay otros más altos, es en verdad la misma luz que brilla dentro del hombre.
Chāndogya Upanishad, III 17,7:
Al contemplar (la luz que brilla más alto que los cielos) esta altísima luz, más allá de las tinieblas, llegamos hasta el sol, dios entre los dioses.
Contemplar, se habla de contemplar, contemplar la luz es hacer fosfenos. En definitiva, no puede expresarse más claramente.
Una luz en el interior de toda una cultura: Egipto
En Egipto se decía que Isis se embarazaba en marzo y daba a luz a Horus a finales de diciembre. Horus el sol, el Christos, tenía doce discípulos, se le llamaba el buen pastor. Murió y resucitó, momento que se festejaba adorando su imagen de niño recién nacido con el sol en su cabeza.
Instrucciones para Merikaré 2000 a.C:
Él, es decir, el dios sol, hizo el cielo y la tierra para ellos (los hombres) … Hizo el aire para vivificar su nariz, pues ellos son sus imágenes, nacidos de sus carnes. Él brilla en el cielo, hace para ellos la vegetación y los animales, las aves y los peces para nutrirlos.
Akhenatón es un buen ejemplo del intento de rescatar la magia del secretismo de los sacerdotes. Es decir, llevar la luz espiritual de la élite de los iniciados a todo el mundo. Sin embargo, intento vano, como otros a lo largo de la historia. Posteriormente a su muerte su recuerdo se borró de la historia, apenas quedan unos pocos textos.
Himno dirigido a Atón:
Aunque tú estés muy lejos tus rayos se posan sobre la tierra; aunque te alces sobre los rostros de los hombres, tus huellas son invisibles. Cuando te pones, la tierra queda en tinieblas. Durante la noche merodean las serpientes y las fieras; entonces se hunde el mundo en el silencio…
Pero, lo que es treinta y tres siglos después, todavía sobrecogedor, es la plegaria hallada en su sarcófago:
Voy a respirar el dulce aliento de tu boca. Voy a contemplar cada día tu hermosura… Dame tus manos, cargadas de tu espíritu, para que yo te reciba y viva él. Pronuncia mi nombre por toda la eternidad: nunca faltará a tu llamada.
Despertar tu luz espiritual siempre ha sido un secreto y un problema desvelar cómo hacerlo
Divulgar los secretos de la luz siempre ha resultado caro.
Yahvé, Génesis 2,17:
Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comas; porque el día que comas de él, tendrás que morir.
Bien y mal, noche y día, el fosfeno existe cuando la luz que lo origina ya ha desaparecido. En otras palabras, se manifiesta en su máximo esplendor cuando desaparece la luz física y sobreviene la luz espiritual.
El mismo Yahvé que se complace con la ofrenda del pastor Abel y no con la de la tierra de Caín.
Génesis 4,3-6:
Al cabo de un tiempo, Caín presentó de los frutos del campo una ofrenda al Señor.También Abel le ofreció las primeras y mejores crías de su rebaño. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró del mismo modo a Caín y a la suya.
Génesis 4, 8:
Atacó a su hermano Abel y lo mató. Andarás errante y perdido por el mundo.
En realidad, Caín en hebreo significa: el que forjó su propia lanza. En consecuencia, actúa como un herrero. Por eso mismo es dueño del fuego, señor del fuego, especialista en fosfenos. Es decir, sinónimo de peligro, pues es alguien que tiene poder porque sabe. En definitiva, porque gobierna y dirige la luz, todo ello frente al manso, sencillo y puro pastor nómada.
Caín se convierte en constructor de ciudades (4,17) y Tubalcaín uno de sus descendientes, en forjador de herramientas de bronce y hierro (4,22). En definitiva, un asesinato, instigado por un dios cruel, lleva la luz espiritual al anonimato y al secretismo.
Del mismo modo, el caso de Prometeo es también doloroso. Castigado con la venida de un águila al amanecer que devoraba su hígado que cada noche se rehacía cada. Todo ello por robar el gran secreto de los dioses, el fuego.
Esquilo:
Los primeros hombres vivían bajo tierra, en el fondo de las grutas, cerradas al sol, ni siquiera conocían la secuencia de las estaciones, la domesticación o la agricultura. Fue Prometeo quien les enseñó todos los oficios y todas las ciencias.
Es decir, el ladrón del secreto, rescata a la humanidad de la oscuridad. En consecuencia, con la luz y el calor del fuego, de las bestias, del frío. Pero, también provoca una evolución exponencial con la aparición de los oficios. Es decir, herreros, alfareros…
Eleusis y la luz espiritual
En Grecia en el Himno homérico a Deméter se relata la fundación de los Misterios de Eleusis. Después de que por orden de Zeus, Perséfone, la hija de Deméter, fuera raptada; durante nueve días Deméter la buscó. Finalmente, Helios le dice la verdad: ha sido designio de Zeus casar a Koré con su hermano Plutón. Deméter decidió no regresar al Olimpo y se dirigirse a Eleusis. Después de eso, se ofrece como nodriza de Demofón (hijo de la reina Metaneira). Perséfone, durante la noche, pasa por el fuego sagrado al niño para hacerlo inmortal como los dioses. Finalmente, la reina la descubre y entonces Perséfone exclama: ¡Hombres ignorantes, insensatos, que no sabéis distinguir vuestra suerte ni vuestra desgracia! (v. 256).
Posteriormente, se presenta como diosa y exige la construcción de un gran templo con un altar debajo. Una vez recupera a su hija regresa al Olimpo, pero revela los secretos de la iniciación a cuatro discípulos. Sin embargo, no pueden ser transgredidos, penetrados ni divulgados: el temor a las diosas es tan fuerte que detiene la voz (v. 418 y siguientes). Una vez más la ocultación del secreto.
El santuario de Eleusis estaba iluminado por un gran fuego. Es más, durante dos mil años se oficiaron ritos, aunque poco sabemos de la iniciación. Sin embargo, el núcleo de la ceremonia era el telesterion. Los oficiantes, con antorchas en la mano, reproducían la búsqueda de Deméter. Es decir, es fácil imaginar el efecto de una luz en movimiento en plena oscuridad mirada constantemente por los presentes. Fosfenos, luz espiritual.
Hólito, Philosophoumena, V. 38-41:
Se mostraba una espiga de trigo en medio de un solemne silencio ante un fuego deslumbrante.
Heracles:
He sido iniciado hace mucho tiempo… He visto el fuego… y he visto a Koré… (Perséfone).
Ciertamente, los Misterios de Eleusis que marcaron una época. Lo más importante, es que la experiencia final, la epopteia se realizaba en presencia de una luz deslumbradora.
Mazdeísmo
El mazdeísmo gira en torno a un único concepto, la luz mística, la luz sobrenatural, la visión extática. En definitiva, el combate contra las sombras, una constante búsqueda de la iluminación por medio del fuego sacramental. Ahura Mazda posee el xvarenah, principio básico del haoma, fluido sagrado luminoso y espermático. Ciertamente, el mismo que brilla en la frente de Mitra. Sí, ese centro que algunos creen que es el lugar del tercer ojo y donde vemos nuestra luz espiritual.
En el Yasna de los siete capítulos que incluye los gãthãs, el mazdeísmo identifica el fuego con el Espíritu Santo (Yasna 36,3). Además, el sol es la forma visible de Ahura Mazda, el más excelso de lo excelso (Yasna 36,6). El fuego ritual Yasna es esencialmente un sacrificio de haoma que se realiza ante el fuego.
Conclusión
Esto es un artículo, no un libro, el hilo se extiende hasta nuestros días, hay miles de ejemplos. Sin embargo, puede que hayamos expuesto los suficientes para tomar conciencia de que, siempre se ha contemplado la luz. Es decir, siempre se han hecho fosfenos.
Hoy en día las mentes más importantes del planeta van en busca de una teoría del todo. Vinculando y explicando, la gravitación, la fuerza nuclear fuerte, la fuerza nuclear débil y la electromagnética. ¿Podríamos extrapolar esa búsqueda al mundo espiritual, al mundo chamánico, al reino de la transcendencia? Ciertamente, solo que ya conocemos la respuesta: la luz es la constante.
Los fosfenos son la constante de la historia de la espiritualidad, la conciencia e incluso de la inteligencia del hombre.
Posiblemente, la intermediación que el chamán, el yogui el místico, etcétera, hace de la luz sea un problema. Es decir, en vez de explicar cómo llevar a Dios a nuestro interior hablan de él y de su experiencia. Todo el mundo habla en nombre de dios, todo el mundo sabe lo que realmente quiere decirnos. Sin embargo, nadie nos explica cómo tenerlo en nuestro interior. En realidad, la conexión de los sutil con nuestro corazón, mente y espíritu, pasa por nuestra luz espiritual.
En resumen, le propongo que haga un fosfeno y vea la luz, escuche y sienta, después de eso todo cambia. Después de miles de años escuchando lo que otros han visto en la luz, es tiempo ya de despertar.
Dr. Lefebure Methods, lleva 30 años explicando cómo despertar tu luz espiritual. En conclusión, ser ahora un señor de la luz, forma parte de tu voluntad, no del capricho de un intermediario.
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Francesc Celma i Girón
Director de Fosfenismo España e Iberoamérica
Escuela del Dr. Lefebure
Los señores de la luz, la luz espiritual – (c) – Francesc Celma i Girón