Descripción
Origen de las religiones a la luz de los fosfenos
Los fosfenos son las luces subjetivas, posfosfenos, que persisten en la oscuridad durante tres minutos después de mirar fijamente una lámpara fosfénica adecuada y son los responsables del origen de las religiones; el cofosfeno, son los colores que aparecen alrededor de la lámpara si la fijación de la mirada es un poco más prolongada. La mezcla entre los pensamientos y los fosfenos produce efectos pedagógicos maravillosos pero también estados de conciencia sutiles que han estado en el origen de las religiones. Por ejemplo, niños completamente disléxicos leen de forma normal en tres meses, e incluso superan a la media de los niños de su edad.
El fenómeno de los fosfenos ha sido utilizado instintivamente por todos los pueblos en algún estadio de su evolución, en los cultos solares, que asocian la oración con la fijación de la mirada en el sol, es decir, todos los pueblos han mirado fijamente una fuente de luz en sus procesos de interiorización y comunicación con lo sutil, los fosfenos pues están en el origen de las religiones. Esto sucede todavía con los zoroástricos, cuyos sacerdotes se llaman «magos». Por lo tanto, la magia, en el sentido original del término, es una ciencia de los fosfenos que se ha perdido.
Los niños pastores tienen la costumbre de jugar con los fosfenos, y mezclarlos con sus plegarias. Los principales hechos de la Iglesia Romana tuvieron como protagonistas a niños pastores. Otros niños utilizan instintivamente el reflejo del sol en el agua. Éste fue el caso de la poetisa Minou Drouet, que desde muy joven fue un prodigio. Existen también pescadores que han adquirido cierto don de videncia, rezando mientras trabajaban, con el reflejo del sol en los ojos. Cuando Cristo nació, acudieron pastores y magos, las dos grandes categorías de especialistas en fosfenos de la Antigüedad, y Cristo fue a buscar a cuatro pescadores del lago Tiberíades para comenzar su predicación, por lo tanto, el Fosfenismo desempeñó un importante papel en el nacimiento del cristianismo y obviamente en el resto del origen de las religiones.
Ésto también es cierto para la religión de Mitra, en la que el futuro iniciado debía observar fosfenos en una gruta; los tibetanos también lo utilizaron y poseían en cada templo un libro de interpretaciones de los signos que aparecen cuando se fija la mirada en el sol; los brujos pigmeos miran fijamente una llama para buscar un terreno rico en caza, y sucede a menudo que un explorador que va con ellos tiene la misma visión en el mismo momento, debido a la gran transmisibilidad telepática de los fenómenos fosfénicos. En definitiva la luz interior del fosfeno es el vínculo que une al hombre con la espiritual y es el origen de la religiones.
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