Descripción
Una constante en la Historia la luz
Una constante en la Historia la luz nos describe como en todas las civilizaciones han hecho un amplio uso de las prácticas de observación fija de fuentes luminosas y por tanto, de los fosfenos. Estuvo en el origen del poder de numerosos imperios, pero si bien se conocía la importancia de los cultos solares, lunares y de los cultos del fuego, en las civilizaciones antiguas se ignoraba que la esencia de estos «cultos» estaba en la observación fija de la luz. Esto jamás se había evidenciado antes de los trabajos del Dr. Lefebure Methods, siempre ha existido pues una constante en la Historia la luz.
Algunos ocultaron estos conocimientos hasta que se perdieron, y todavía en nuestros días, los residuos de estos imperios se perpetúan sobre este impulso milenario que ha dado origen a las religiones y a las tradiciones iniciáticas. En definitiva, si tenemos en cuenta lo que nos enseñan los fosfenos sobre el funcionamiento cerebral, tenemos muchas probabilidades de descubrir nuevas facetas de la historia de la humanidad.
Estas prácticas milenarias no derivan de simples creencias. Los descubrimientos del Doctor Lefebure sobre los fosfenos, han puesto de manifiesto, desde 1959, que la luz tiene una influencia extraordinariamente estructurante sobre todas las capacidades cerebrales, y sobre las capacidades intelectuales especialmente y que su utilización es una constante en la Historia la luz.
Esto explicaría que en determinadas épocas, estas prácticas se consideraran como secretas, y fueran aplicadas por las elites dirigentes que intentaban con este «secreto» conservar su poder.
Con la edición de este libro, Una constante en la Historia la luz, hemos pretendido una aproximación básica a lo que es el Dr. Lefebure Methods: una constante histórica. Hemos recogido varios artículos del Dr. Lefebure con los conceptos básicos de la «mezcla fosfénica» o cómo transformar la energía luminosa en energía mental. El Dr. Lefebure sigue aquí la historia de la luz en las religiones y culturas; historia que ha dado origen a su desarrollo y expansión y que es la clave de las mismas, de todas y cada una, es decir, nunca ningún pueblo, ninguna cultura, ningún rito iniciático, ningún movimiento religioso ha podido renunciar a lo único que era capaz de garantizarle una explosión de energía mental y espiritual excepcional: la luz. Siguiendo ese rastro histórico la segunda parte del libro, Una constante en la Historia la luz, profundiza etimológicamente en las palabras Dios y luz, dos nombres para una constante, en las culturas que han utilizado cualquiera de ellas, es decir, todas.
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