Sistema Vestibular y Fosfenismo
por Daniel Fernández Ruano
Nos desarrollamos en el útero que esta relleno del liquido amniótico, de tal manera que el ambiente se asemeja a la ingravidez. Sin embargo, al nacer tenemos que desarrollarnos en un hábitat donde domina la gravedad y las actividades se desarrollan en un ambiente espacial de tres dimensiones, donde necesitamos tiempo para movernos y una o varias referencias oculares para poder interactuar en relación con los objetos que nos rodean.
Este proceso de desarrollo tiene lugar en todos los niños y comienza casi en el mismo instante de nacer. Con este sistema el niño es capaz de controlar su espacio en dos dimensiones, después en tres, para luego desplazarse por el mismo, y por ultimo alcanzar objetivos.
De esta manera desarrolla su consciencia espacial, como se sitúa en el espacio, como se mueve en él y como alcanza y agarra objetivos; todo ello se realiza gracias al sistema vestibular y al reflejo vestíbulo- ocular. Existe además otro sistema complementario que se denomina sistema propioceptivo que hace que el niño coloque su cuerpo de manera adecuada.
Este sistema depende de miles de receptores a lo largo de todo el cuerpo que hacen que este se mantenga en la posición adecuada tanto en reposo como en movimiento, pero no respecto al exterior sino respecto de sí mismo; por ejemplo, este sistema es el responsable de como se colocan los pies respecto de los ojos para no estar con la cabeza torcida. Así pues tenemos dos sistemas que se complementan para que el individuo tenga conciencia ser y de estar.
Uno es el sistema vestibular que nos relaciona con el exterior y otro el sistema propioceptivo que nos relaciona con el interior. De hecho, el sistema vestibular es la puerta de entrada al sistema propioceptivo. Voy a hacer una descripción rápida del sistema vestibular.
Por un lado están el utrículo y el sáculo. Estas estructuras permiten que la persona pueda manejar la verticalidad y la horizontalidad correctas. Contienen unos pelillos que informan de la percepción de las dos dimensiones básicas. Empiezan a estimularse cuando el niño se sienta. Después se ponen en movimiento los arcos vestibulares. Los arcos, tres, representan las tres dimensiones espaciales y se corresponden con tres movimientos de cabeza básicos: arriba- abajo, giro izquierda, giro derecha y lateral izquierda y lateral derecha. Comienza con el gateo.
Otra estructura es la cóclea, encargada de transformar el sonido en impulsos nerviosos, y de alguna manera de informar sobre el ritmo, por tanto, la velocidad seria el resultado de la interacción entre el ritmo y el espacio recorrido, es decir, puede gatear a diferentes velocidades. Estas estructuras, situadas en el oído interno,informan de cómo me desplazo en el espacio dependiendo de la velocidad; pero para poder alcanzar un objetivo debe vincularse en este sistema, el ojo; es entonces cuando se desarrolla el reflejo vestíbulo ocular, que permite esquivar, coger, alcanzar o empujar objetos.
Para que el conjunto se transmita a todo el cuerpo se implican los músculos del cuello, no solo los músculos largos sino también, y más importantes, los cortos que unen el occipital con las primeras vertebras. Si estos músculos no tienen tono se produce una desconexión relativa entre el reflejo vestíbulo-ocular y el movimiento corporal que se manifiesta en ciertas torpezas o en la misma estructura corporal.
El sistema vestibular con el reflejo vestíbulo-ocular son nuestras herramientas para movernos en nuestro entorno y el sistema propioceptivo para colocarnos bien respecto de nosotros mismos.
Hasta aquí pura fisiología. Toda fisiología tiene su patología, y la patología de este sistema es amplia: vértigos, mareos, migrañas, descoordinación corporal, problemas oculares…
Sabemos que el Doctor Lefebure era fisiólogo. En Fosfenismo practicamos los balanceos como ejercicios básicos, aunque completos por si mismos, cuyos beneficios, en ocasiones, pueden menospreciarse.
Hagamos una revisión de lo visto anteriormente comparándola con los balanceos de la Escuela del Doctor Lefebure. Primero hay que estar bien sentados y derechos. Francesc siempre dice que es, higiene postural y una homología de como nos relacionamos con el universo y con nosotros mismos, pero es algo más.
Es marcar nuestras referencias espaciales respecto de lo que es vertical y horizontal (utrículo y sáculo). Así como yo me coloco, esas son mis referencias en dos dimensiones.
Segundo, el balanceo. Tenemos varios balanceos que casualmente coinciden con las tres dimensiones espaciales, arcos vestibulares, o que son combinaciones de estos, por ejemplo el circular o el ocho tibetano, pero hay un balanceo lateral, otro vertical y otro anteroposterior como balanceos básicos. Tres dimensiones.
Tercero, el ritmo. El ritmo con el que se trabaja de base, un segundo por lado, es precisamente una representación del tiempo. Cada clac es un estímulo que pasa por la cóclea y se envía al cerebro en forma de estímulo nervioso para tener una concepción temporal.
Cuarto, la luz. Al mirar una fuente de luz estamos estimulando la visión, el ojo, uniendo el reflejo ocular al sistema vestibular.
En cuanto a la luz se podrían reseñar dos situaciones: en una, la «lámpara fosfénica» esta más cerca que la longitud de nuestro brazo y es este caso los dos ojos convergen por igual y en la otra la «lámpara fosfénica» está más lejos que la distancia de nuestro brazo, y entonces un ojo enfoca más y el otro mantiene la visión periférica.
Sería interesante ver las diferencias a esta ultima distancia entre los balanceos, tras mirar la luz con un ojo y después con el otro.
Y quinto, la alternancia. La alternancia permite, desde el punto de vista de este estudio, que los músculos del cuello se ejerciten adecuadamente, ya que trabajan y descansan por igual, y así se fortalecen más fácilmente. Además tiene otros beneficios para el estimulo sensorial que no son parte de este estudio.
Nos queda solo por ver las diferentes áreas de pensamiento que dirigen la energía generada a áreas concretas del cerebro. Se podría decir que el trabajo con el área de pensamiento, base de la «mezcla fosfénica», estimula la conciencia espacio temporal del área trabajada. Los balanceos también tienen un momento en el que se trabaja con ojos abiertos, mirando la luz, y otro en la que se cierran lo ojos. Quizás esto sirva para que interioricemos mejor la percepción espacio temporal.
La estimulación intensa de los sentidos físicos es la que da acceso, según la Escuela del Dr. Lefebure, a las experiencias sutiles. Así, trabajar los balanceos no sería más que movilizar el sentido de la percepción espacio-temporal. Dependiendo del balanceo, es decir, del arco vestibular que se estimule y del área de pensamiento que se vincule, los efectos son diferentes.
De todas formas no cabe duda de que los balanceos suponen una forma de reforzar o de acceder a nuevas percepciones basándose en percepciones básicas del ser humano.
Por ultimo, quizás estos ejercicios o balanceos podrían utilizarse en la rehabilitación de patologías del sistema vestibular.
Una vez mas, el pensamiento y la obra del Doctor Lefebure no tiene limites.