Derviches danzantes, chakras y kundalini en rotación
El yoga hindú describe la fuerza de la kundalini como un intenso remolino que se manifiesta en la conciencia bajo los efectos de los ejercicios. Cuando esta fuerza se despierta todos los poderes psíquicos se desarrollan, según la tradición. Se observará que, puesto que esta fuerza es arremolinada, se desarrolla en el espacio, no en el espacio físico sino en la idea que tenemos del espacio. Ahora bien, sólo podemos imaginar los objetos en color gracias a la vista. Un ciego de nacimiento que recupera la visión mediante una operación se encuentra maravillado al percibir algo que no imaginaba antes. De la misma manera, sólo podemos tener la idea del espacio gracias a la acción sobre la imaginación de nuestros centros nerviosos por los impulsos procedentes del oído medio, y más concretamente de los canales semicirculares. Por lo tanto, su participación es fundamental en la percepción de la kundalini, que es un movimiento rotatorio del espíritu en un espacio imaginario.
Las prácticas de balanceo y de rotación de los derviches están muy extendidas en toda la India. La noción de «kundalini» es la transferencia en el plano de la imaginación de lo que hemos llamado «girofeno», es decir, la persistencia de la sensación de giro después de la detención del taburete giratorio. Este «girofeno mental» presenta particularidades curiosas: es muy intenso y, sobre todo, muy tenaz. Después de relativamente poco ejercicio, tiene tendencia a continuar por sí mismo, sin esfuerzo de la voluntad, sólo dirigiéndole un poco la atención, y entonces aparecen todos los dones psíquicos. Citaremos el caso de la vidente cuya familia no creía en los fenómenos psíquicos, de tal manera que, cuando era niña, no se atrevía a hablar de ello, y cuenta que por la noche, al dormirse, sentía un remolino a su lado que la aspiraba y la proyectaba fuera del cuerpo. Pero olvidó contar cuántas veces a la semana jugaba a girar sobre sí misma, porque no se le ocurrió que hubiera una relación entre ambos hechos. Rudolf Steiner, en La iniciación, su libro principal, afirma que, cuando despierta la clarividencia, los chakras, o centros psíquicos, entran en rotación. Pero nunca hemos visto a nadie que haya desarrollado su videncia por los métodos de Steiner, ni haya sentido los chakras gracias a ellos. Por otra parte, es gracioso que Rudolf Steiner haya lanzado el anatema contra los derviches danzantes, cuando esta sensación de rotación de los chakras se debe simplemente a la impregnación de la imaginación por las danzas con rotación; lo curioso está, lo repetimos, en que, pasado cierto umbral, esta rotación mental continúa por sí sola con mucha facilidad. Leadbeater describe, en su libro sobre los centros psíquicos, la tradición de los chakras ligada, en este caso, al despertar de los poderes supranormales, pero sin haber comprendido la causa de este arremolinamiento.
Entre los efectos más útiles para nuestro desarrollo espiritual de las danzas balanceo–rotación–fosfeno combinadas, observamos que nos dan la intuición de los demás ejercicios que más nos convienen para realizar después de ellas. Por este motivo, enseñamos en primer lugar la mezcla fosfénica y después la danza balanceo-rotación. Entre los numerosos ejercicios posibles que se pueden realizar después, el estudiante siente por instinto el más adecuado a sus necesidades del momento.
Acción sobre la salud de las danzas de los derviches danzantes
Algunos efectos físicos de esta danza son destacables. Yo padecía un intenso reumatismo en un hombro que desapareció en unas semanas al realizar estas danzas. Evidentemente se debe al lavado, limpieza y mejor nutrición de las raíces del plexo braquial debido a la rotación del líquido cefalorraquídeo alrededor de la médula espinal. Existe un claro aspecto terapéutico en las danzas de los derviches que constituye un campo completamente desconocido. También conocemos el caso de un sujeto adulto que padecía un temblor constante de los miembros superiores. Este temblor desapareció como consecuencia de las sesiones de danzas de derviches durante varios días. Asimismo, un enfermo que presentaba un nistagmus congénito, es decir, una oscilación del ojo, horizontal en su caso y tan intensa que le dificultaba la lectura, mejoró mucho a partir del momento en que empezó a practicar las danzas que acabamos de describir.
Algunas migrañas desaparecen con las danzas. Un sujeto se quejaba de un estado de crispación permanente, que parecía relacionado con ligeros trastornos del oído interno como consecuencia de una otitis. Este estado lo alteraba mucho, porque le impedía perfeccionarse en música. Pues bien, muy poco tiempo después del inicio de las danzas, se sentía perfectamente relajado, tanto en su trabajo cotidiano como cuando tocaba su instrumento. Se observa también una acción muy clara sobre el sueño. Si se practica esta danza junto antes de acostarse, el sueño es más corto, profundo y reparador, sin duda a causa de esta acción sobre el líquido cefalorraquídeo que, no lo olvidemos, no es solamente periférico, también llena las cavidades que están en el centro del cerebro (ventrículos) y el canal central de la médula espinal (canal medular).
A menudo, nos llaman la atención las poblaciones con una longevidad excepcional, sin ninguna explicación. Tendríamos que buscar la relación con la práctica de las danzas de los derviches porque, bien realizadas, son tan beneficiosas para el sistema nervioso que esta acción repercute sobre los demás órganos. El resultado es una estimulación sorprendente del estado general. Cabe destacar que estas poblaciones de gran longevidad miran fijamente el sol mientras rezan, una práctica que no es especialmente oriental, sino que incluso se observa en la actualidad en algunas zonas rurales francesas y que nos han contado que son corrientes todavía entre los campesinos húngaros. Puede compararse al caso de Déodat Rocher, jefe espiritual de los cátaros modernos, que rezaba en su jardín mirando fijamente el sol cuando el tiempo se lo permitía, y que murió recientemente con más de noventa años. No obstante, las danzas de los derviches tienen una contraindicación, no deben practicarlas las mujeres embarazadas durante la segunda parte de la gestación, ya que estas danzas pueden provocar un enrollamiento del cordón umbilical alrededor del cuello del feto.
La danza rotación-balanceo y el examen de conciencia retrógrado
Se trata de un ejercicio espiritual de una inmensa utilidad práctica, aunque el efecto no sea evidente de forma inmediata. Cada noche, antes de dormirse, se piensa en todo lo que ha ocurrido durante el día, empezando por el último recuerdo y remontándose en el tiempo hasta el principio, para terminar en lo ocurrido durante la mañana. Entre otras ventajas, nos damos mejor cuenta de nuestros verdaderos gustos y nuestras tendencias innatas, y aprendemos a discernir mejor las presiones exteriores. Además, observamos los hechos importantes, y este trabajo nos ayuda a grabarlos mejor en la memoria. Finalmente, apreciamos mejor el grado de moralidad de nuestros actos en la calma de esta revisión, y esto nos ayuda a purificarlos. Evidentemente, este ejercicio se parece a la revisión panorámica de la existencia que describen muchos sujetos que han vuelvo de un estado de muerte aparente, una revisión en general asociada a un juicio de valor de nuestros actos. Uno de estos sujetos, Herb Griffin, decía: Es como el resplandor que sigue al relámpago (Marie-Claire, julio 1979, pág. 27). Como evidentemente la luz no permanece en el mismo lugar, el resplandor que sigue al relámpago no puede ser más que un fosfeno.
Muchos de estos relatos muestran la presencia, durante esta revisión, de una luz que recuerda la del fosfeno, o al menos la que puede aparecer durante la práctica de la mezcla fosfénica y que llamábamos «cuarta luz» en La iniciación de Pietro. Algunas personas que han vuelto de este estado conservan cierto don de lectura del pensamiento y una curiosidad científica, un deseo de instruirse, infinitamente más grande, cualidades que también proporciona la práctica de la mezcla fosfénica. Por lo tanto, al parecer la mezcla fosfénica es similar a los fosfenos observados por las personas que han pasado por un estado de muerte aparente. Como esta última experiencia contiene casi siempre la revisión panorámica de la existencia, es fácil comprender que existe una resonancia especialmente favorable entre el fosfeno y el examen de conciencia. Sobre este punto, el fosfeno es como un espejo en el que podemos ver nuestra alma.
A causa de las leyes de simetría universal, que muestran que el otro mundo tiene una estructura inversa a la del mundo físico, el desarrollo de los recuerdos se produce al revés. Por lo tanto, pasar cada noche por «la pequeña muerte» mediante el examen de conciencia retrógrado, mejor si es con fosfenos, es ponerse en armonía con el mundo espiritual. Pero a menudo es difícil realizar este trabajo por la noche. Una vez que se ha adquirido la costumbre, este movimiento retrógrado continúa por sí mismo, pero poca gente tiene el valor de imponérselo hasta que llega el momento. Se observará que uno de los efectos de la danza rotación-balanceo es desencadenar una tendencia a este examen de conciencia retrógrado. Por lo menos, se realiza entonces con mucha mayor facilidad, como una continuación de la rotación en este nivel de memorización sutil.
Después de unos días de entrenamiento, el examen de conciencia retrógrado se vuelve automático. Cuando termina, se transforma por sí mismo en la rotación de un remolino de luz con el que es fácil dormirse. Es decir que la hora más favorable para estas danzas rotación-balanceo-fosfeno combinadas es la noche, ya sea cenando un poco temprano para que el estómago esté más o menos vacío durante el ejercicio y acostándonos inmediatamente después, ya sea haciendo el ejercicio completamente en ayunas y cenando ligeramente entre el ejercicio y la hora de acostarnos. La impregnación de la imaginación por la sensación de rotación es tan potente que cenar después del ejercicio no lo altera durante el adormecimiento. En cambio, es como si el reposo de la cena favoreciera el retorno de la rotación puramente mental con mayor intensidad.
Desdoblamiento mediante las danzas de los derviches danzantes
Las danzas de los derviches en las que se combinan las rotaciones del cuerpo, los balanceos de la cabeza, los fosfenos y la rotación del pensamiento constituyen probablemente el medio más natural y sencillo de provocar el desdoblamiento, es decir, la exteriorización de la conciencia fuera del cuerpo. En primer lugar, debemos observar que estas prácticas, como en menor grado las del balanceo, parecen desencadenar un curioso ciclo en el cerebro que se establece en unos seis días y en el que se distinguen claramente una primera fase que podríamos llamar de acción, que dura tres días, y una fase de reacción de la misma duración. Durante los tres primeros días, debe hacerse el ejercicio que acabamos de describir por la noche en ayunas, durante tres cuartos de hora (si es posible, sin perjudicar el ejercicio, cenaremos ligeramente entre el ejercicio y la hora de acostarnos).
En este periodo que es el de la acción, durante el ejercicio, nos representaremos el objeto que gira en el interior del cráneo, con el centro de rotación en la epífisis (es decir, en el foco del extremo mayor del ovoide craneal). Tanto si se trata de una pequeña espera luminosa con una órbita centrada de esta manera, como si es un rueda o una llama con la epífisis por centro y curvada por el movimiento de rotación, haremos sin cesar un esfuerzo para que el objeto giratorio sea lo más pequeño posible.
La claridad de este pensamiento se intensifica durante tres días; se experimenta cada vez más placer en hacer el ejercicio.
Pasado este plazo, se produce una especie de saturación, una necesidad natural de reposo, tanto físico como mental. Los tres días siguientes ya no haremos el ejercicio físico, pero, como una especie de compensación, el ejercicio mental será espontáneamente mucho más intenso y se hará automáticamente en el exterior, a lo lejos, como si el centro de rotación estuviera en un lugar en el que queremos proyectarnos y como si el vacío del centro del remolino nos aspirara. Este remolino exterior será tanto más grande durante estos tres días de reacción como pequeño se haya conseguido imaginar alrededor del centro del cráneo durante los tres días de acción. Por supuesto, se mantendrá en la conciencia sobre todo en el adormecimiento, por la noche y al despertar. Por momentos, el remolino se interrumpe; entonces se producen los períodos de vacío mental, aunque con hiperconciencia.
En este momento, podemos sentirnos proyectados fuera del cuerpo, espontáneamente, pero si esto no ocurre por sí solo, podemos favorecer el proceso imaginando que continuamos el ejercicio de los derviches en un lugar alejado del cuerpo. Este pensamiento adquiere entonces una densidad tal que se tiene la impresión de pasearse en espíritu a través del espacio y de elevarse con una sensación de ligereza muy agradable. Todos estos hechos tienen su explicación fisiológica en el paralelismo entre el fosfeno y el girofeno. Se desarrolla la visión espiritual mediante la mezcla del pensamiento con el fosfeno. Hemos dado muchos ejemplos de ello en la obra Fosfenismo y origen de las religiones. Esta mezcla puede realizarse con el posfosfeno (fosfeno consecutivo a la iluminación) o con el cofosfeno (fosfeno asociado a la iluminación).
En la danza «balanceo-rotación asociados», está presente el cogirofeno a causa de la intensidad y la permanencia de la estimulación de los canales semicirculares. De la misma forma, el cofosfeno sólo se produce con una iluminación bastante intensa, pero no dura más que tres minutos. Entonces hay que apagar la lámpara y mantenerse un tiempo en reposo, durante el cual se contempla el posfosfeno. De forma comparable, las detenciones durante la danza balanceo-rotación no tienen como único objetivo el descanso, y después la fijación de la mirada en la lámpara durante treinta segundos. Esta detención crea las mejores condiciones para la presencia de un posgirofeno, y después de un nuevo cogirofeno cuando se vuelve a empezar.
Igual que se desarrolla la visión espiritual mediante la mezcla del pensamiento y el fosfeno, así se desarrolla el aspecto espiritual del oído interno relacionado con el sentido del equilibrio mediante la mezcla del pensamiento con el girofeno. Ahora bien, esta actividad fisiológica del oído interno nos da la noción de desplazamiento del cuerpo físico con respecto a la vertical. Desarrollar su lado espiritual dará pues la noción de las variaciones de posición del cuerpo espiritual, del doble, y por lo tanto de pasearse fuera del cuerpo físico o, si se prefiere una forma más sencilla de expresarlo, la estimulación del oído interno es el elemento principal de la conciencia que tenemos de nuestro cuerpo, la sensación cenestésica rectora. Su solicitación repetida y rítmica estimula las posibilidades de imaginar con intensidad estas sensaciones, de ahí la gran claridad de nuestro pensamiento cuando nos representamos en un lugar diferente de aquel en el que se encuentra el cuerpo físico.
Se puede objetar que se trata de una sensación subjetiva. Pero de la misma manera que el fosfeno se puede fotografiar, que su tercera fase permite ver los objetos físicos en plena oscuridad, que es muy transmisible por telepatía y, por lo tanto, que está formado en parte por una sustancia externa al cerebro, así exteriorizamos alguna cosa que se puede manifestar a distancia mediante el girofeno.
Por otra parte, lo más interesante es que no se trata solamente de una elevación al mismo tiempo subjetiva y manifestable de nuestro doble, sino también de una elevación espiritual y moral. Si nos vemos asaltados por pensamientos inferiores y degradantes, a partir del momento en que adquiramos la costumbre de este remolino mental bastará con que lo invoquemos para que los disuelva; en su lugar, surgirán pensamientos más puros y elevados. Se produce algo comparable a la centrifugación, en la que lo pesado, en este caso los pensamientos de apego a la materia, es rechazado al exterior y, como reacción, lo ligero, lo sutil, es decir, los pensamientos celestiales, se agrupa en el centro de la conciencia. Las personas que han pasado por experiencias de exteriorización del doble a menudo guardan un recuerdo maravilloso de la sensación de ligereza que experimentaron. Es complementaria de la sensación de peso, como el rojo es complementario del verde. En el fosfeno, estos dos colores complementarios se suceden. La complementariedad sensación de peso-sensación de ligereza que aparece durante las experiencias es una indicación del paralelismo entre el girofeno y el fosfeno.
La sensación de ascensión muy arriba que se tiene a veces después de estos ejercicios se debe sin duda a una integración de todas las pequeñas sensaciones de ascenso y descenso durante los balanceos de la cabeza. Todos los ascensos se suman, en el recuerdo, en un solo ascenso grande, y lo mismo ocurre con los descensos. De la misma forma, cuando se ha repetido un mantra durante mucho tiempo, este mantra se percibe durante el adormecimiento, gigante como si se estuviera en el centro de un caparazón formado por él. Las repeticiones se han integrado, es decir, se han sumado.
Finalmente, conviene comprender lo siguiente:
Se representa a menudo la iluminación como el objetivo de la vida mística. Por otra parte, ésta se obtiene, a ratos con bastante facilidad, mezclando el fosfeno con el pensamiento de una luz de otro color. Esta iluminación se considera como el aspecto espiritual de la luz. Ahora comparemos la gravitación y la luz; sobre esta última, sabemos muchas cosas. Conocemos la longitud de onda de cada color puro (es decir, las líneas espectrales); se estudian con detalle las interferencias, las refracciones, las difracciones, los fotones, el efecto fotoeléctrico y otras muchas propiedades…
Sobre la gravitación, no conocemos nada, absolutamente nada, excepto que la atracción de dos cuerpos es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ambos, en las condiciones de observación habituales. Por lo tanto, la gravitación es una fuerza mucho más misteriosa todavía que la luz. Además, sabemos que la gravitación es anterior a la luz. Es lo que la genera. Se supone, por simetría, que en la naturaleza existe el movimiento inverso, pero no se conoce. En efecto, es una masa de materia que aumenta sin cesar porque atrae hacia ella las masas de alrededor y alcanza un peso tal que, en el centro, los átomos son aplastados, transformando esta masa en una pila atómica permanente. Así se enciende un sol. Dado que la gravitación es anterior a la luz, más misteriosa que ésta, se comprende que lo mismo ocurra con su aspecto espiritual y que se alcance algo todavía más profundo y más importante que la iluminación al tocar el aspecto espiritual de la gravitación. Este aspecto se alcanza mediante la sensación de ligereza de un cuerpo espiritual en el que se flota fuera del cuerpo físico.